Señor, con un corazón humilde vengo ante Ti para agradecerte por tu presencia y pedirte que me cobijes bajo el amparo de tu misericordia. Tú eres el Rey de Reyes, el Señor de Señores, en esta noche pongo mi vida en tus manos, te ofrezco todo lo que soy. Tú eres el Dios que me ama y me cuida, por eso a Ti te suplico en esta noche que derrames grandes bendiciones sobre mi vida y sobre la vida de los que amo.
Así como alumbras mi vida con tu presencia, quiero orar por todos los que aún no te conocen, por aquellas personas que están pasando por momentos de oscuridad en sus vidas. Tú que estás en el cielo, ven y derrama bendiciones encima de mis hermanos que tienen tanta necesidad de Ti y haz que tengan la gracia de sentir tu presencia, que los ayuda y los anima a seguir adelante.
Gracias, Señor, porque nunca más dejaré apagar la luz en mi vida, que eres Tú manifestándote con poder y alegría en cada paso que doy. Poco a poco voy caminando por tus caminos de vida y estoy feliz, porque me lavaste con tu sangre y me revestiste con tu gracia.
Gracias, Padre Dios, porque siempre nos regalas palabras de fortaleza y sabiduría. Tú eres todo lo que soy y lo que tengo, eres la fortaleza de mi corazón.
Te pido que sigas iluminando mi vida en el silencio de esta oración para saber qué debo cambiar, qué tengo que mejorar para ser conforme a tu voluntad. Confío en tu propuesta de eternidad, creo verdaderamente en Ti, porque sólo Tú eres el camino, la verdad y la vida. Asísteme con tu mano poderosa y ayúdame a serte fiel en lo mucho y en lo poco, en mis tristezas y en mis alegrías. Ven, Señor, ven a mi vida y lléname de tus bendiciones, dame tu paz para dormir feliz en tus brazos.
Amén.