Bendito seas, mi Dios, te pido en esta noche que derrames tu Espíritu sobre mí para que viva sin miedos, apegos y egoísmos que desequilibran mi vida. Estoy plenamente convencido que en todas las cosas intervienes para el bien de los que te aman, nada en mi vida es casualidad, todo pasa para mi bien.
Que no vea mi vida con la nostalgia de lo que no tengo, sino convencido de que con lo que tengo puedo alcanzar la felicidad, pues, quien a Ti te tiene nada le falta, sólo Tú me basta. Hoy, cuando acaba el día y tengo que dormir, te quiero pedir que me arropes con tu serenidad y tu alegría, para dormir bien y recuperar todas las fuerzas.
Te doy gracias, por todos los que me rodean, por los que comparten la vida conmigo, llénalos de tu paz y toma mi corazón para comprender a los que no me aman, para aceptar y perdonar a los que me hacen daño.
Enséñame, Señor, a buscar siempre el bien de mis hermanos, ya que en ellos te me revelas. Deseo que cada uno de mis pensamientos estén orientados por Ti, para que busque en todo momento hacer tu voluntad y así poder sentir la alegría de ser tu discípulo, uno que acepta tu propuesta de felicidad.
Ven a vivir y reinar en mi corazón y aparta de él los apegos que me hacen sufrir, sana los miedos que me mantienen atado y no me permiten tener una vida equilibrada. Te alabo porque en tu palabra siempre está la vida, envíala desde tu morada para vivir en libertad y no dejarme esclavizar por nada. Hazme transparente, con un corazón limpio, que yo pueda amar con la misma fuerza con la que Tú me amas. Te amo y confio en tu misericordia, por eso duermo tranquilo en tus brazos y en total paz.
Amén.