Señor, al finalizar este día, elevo mi corazón hacia Ti una vez más, agradecido por tu amor y protección que me han acompañado a lo largo de estas horas. Gracias por haberme librado de toda maldad y por haberme llenado de tu paz en cada momento. Te pido, Dios misericordioso, que me alejes de todo peligro y me guíes por senderos seguros conforme a tu voluntad. Ayúdame a ser un reflejo de tu luz en un mundo que tanto te necesita, y que mi vida sea testimonio de tu amor y gracia transformadora.
Que tu palabra, Señor, llegue a todos los corazones necesitados, para que puedan encontrar consuelo, esperanza y salvación en Ti. Permíteme ser instrumento de tu amor y proclamar tu verdad con valentía y humildad. En esta noche, te pido, Padre Dios, que me sanes de toda dolencia, tanto física como espiritual. Toca mi cuerpo y mi alma con tu poder sanador, y renueva mi fuerza y mi ánimo para enfrentar cada día con fe y confianza en Ti.
Ayúdame a superar todo lo que me afecta, a dejar atrás las preocupaciones y los temores, y a descansar en la certeza de tu amor y cuidado constante. Que en tus brazos misericordiosos encuentre consuelo y fortaleza, y que pueda dormir en paz sabiendo que Tú estás conmigo en todo momento. Gracias, Padre celestial, por escuchar mi oración y por estar siempre cerca de mí. Confío en tu amor y en tu fidelidad, y me encomiendo a tu santa voluntad para que se haga en mí conforme a tu plan perfecto.
Amén.