Padre celestial, al finalizar este día, me postro ante Ti una vez más, reconociendo mi fragilidad y necesidad de tu amor y protección. Te agradezco por haberme acompañado durante las horas de luz y oscuridad, por sostenerme en medio de las luchas y por ser mi roca firme en tiempos de tempestad. En esta noche, continúo clamando por tu sanación y fortaleza, especialmente en lo que respecta a mi ansiedad por el futuro. Permíteme, Señor, dejar en tus manos todas mis preocupaciones y cargas, confiando en tu sabiduría y amor infinito.
Que tu paz inunde mi corazón y disipe cualquier inquietud que pueda perturbar mi descanso. Dame la gracia de confiar plenamente en Ti, incluso cuando las circunstancias parezcan adversas y el camino se torne difícil. Ayúdame a recordar las palabras de esperanza y fe que recibí en la mañana, y que mi confianza en tu providencia sea inquebrantable. Que mi fe en Ti, oh Dios, me sostenga y fortalezca en medio de la incertidumbre.
Concede, Señor, que pueda descansar tranquilo, sabiendo que estás velando por mí y cuidando cada aspecto de mi vida. Que pueda dormir en paz, confiando en tu amor y bondad, y despertar renovado y fortalecido para enfrentar un nuevo día con esperanza y valentía. Que tu presencia santa me acompañe en mis sueños, guiándome y protegiéndome en todo momento. Que pueda sentir tu abrazo amoroso a mi alrededor, reconfortándome y dándome la seguridad de que nunca estoy solo.
Amén.