Señor, abro mi corazón y te pido que lo llenes de tu presencia. Tú me lo das todo, no te basto con darme la vida, pues además me acompañas siempre, me cuidas, me das tu fuerza, me regalas dones para que construya un proyecto de felicidad en mi historia. Quiero sentir que estoy en tus manos y que eres Tú el que me lleva a lo largo de mi vida.
Aquí estoy para decirte que el amor que viene de Ti es el mejor de los regalos y es la causa de mi alegría en este momento y de toda mi vida. Sé que me animas, que estás presente en esta cotidianidad, que no estás lejos ni distante, sino cerca, muy cerca. Te amo y estoy seguro que nada me hace tanto bien como hablar contigo en este momento.
Bendito seas en esta mañana de bendición porque Tú eres lo mejor de mi historia, porque Tú eres la alegría de mi ser. Dame tu serena bendición, la tranquilidad que viene de Ti. Déjame estar contigo escuchando el suave rumor de tus Palabras que son vida y llenan mi ser de la alegría verdadera, la que viene de Ti.
Amén.