Bendito sea mi Dios que me ama y me llena de fuerzas. Bendito sea el Señor en este nuevo amanecer que está a mi lado y me anima a seguir adelante. Qué hermosa mañana me regalas en este nuevo despertar, qué alegría encontrarme con tu voz hablando suavemente en el corazón. Bendito sea el maestro de mi vida, la verdad que me sostiene, el camino por el que quiero transitar para llegar a la plenitud de la existencia.
Bendito sea el Espíritu Santo que es el impulso de mi ser, que me lleva donde debo estar. Quiero darte gracias por cada una de las bendiciones que me has dado, gracias por tu amor, por tu compañía, por tu protección, por tu guía, por hacerme sentir que soy importante para Ti. Te suplico que me des mucha claridad mental para no actuar de manera equivocada.
Gracias por mi fe con la que me escudo para vencer las adversidades. Señor, contigo nada he de temer, porque eres un Dios que cumple sus promesas y nada hay más potente que tu mano. Lléname de tolerancia y apertura para que pueda entender que no todos tenemos las mismas manifestaciones de fe. Dame tu amor y enséñame a aceptar a todos como Tú lo haces.
Amén.